En un pequeño departamento, Joyce, transita noches interminables acompañada por música, recuerdos y conversaciones que parecen venir de otro tiempo. Entre el humor ácido y la ternura, se teje un relato donde el tiempo se distorsiona y las certezas se vuelven difusas. La obra invita a preguntarnos cómo se vive cuando la soledad se instala como única compañera en la silenciosa intensidad de una vida que transcurre lejos de la mirada de otros.